Pasajeros.

domingo, 12 de octubre de 2014

Número treinta y tres


Que los hay poco extraordinarios, con olor a cerveza en las manos y un tequila de más. Hay quien se atreve a acompañarles y deja la mente en el pasillo por si toca esa parte que olvidar. Quizás te lleve al cielo en una habitación, y al poco tiempo despertarás en una cornisa del piso treinta y tres con más ruido interior de lo habitual, mirarás hacia abajo y el infierno se encontrará a tus pies, el pecado te pareció mas atractivo que de costumbre a la hora de mirar. Una sonrisa de noche azul te hizo caer a lo más alto, un galán encorsetado en artes del querer y tú que demandabas ese escaso trago de emociones, bebiste de golpe y sin pensar.


martes, 25 de marzo de 2014

Fandango

No seré yo el que te desconcentre, en un mundo lleno de gente cualquiera puede sentirse solo.  Hay cosas que pesan, como los bolsillos llenos de guijarros, no puedes volar y el aire frío a veces ahoga. Un refugio entre cuatro paredes te mantienen ileso,  sin contar el techo, y tu colchón está cansado de verte reflejado en los cristales cuando no entra la luz, como cuchillas que cortan el tiempo.

Si pudiese trenzaría las horas para sacarles jugo y recordar cada surco panza arriba, ver que en realidad nadie vuela solo, cada vez que centellea una mirada, cada vez que se forja una sonrisa con las ganas de vivir. Mi parte preferida, cosa que resulta incomprensible que nunca salga en los cuentos, condecorados siempre en un segundo puesto, no hay nada que haga sentir más vivo que un abrazo en el momento justo, que no sabe de poesía pero ese abrazo en silencio habrá recitado más versos que nadie y nos olvidaremos de ellos, miraremos a la gente estresada caminar, las luces de neón de la esquina y ese bar lleno de historias sin sentido, un minuto y cualquiera volverá a sentirse solo.