Pasajeros.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Inflexión

Se sonroja el sol mientras pide tiempo al tiempo, dicen que si atardece con nubes rojas es que vendrá el viento pero no se presentó. “Perdona, me aclama el vacío sin avisar” otra vez, sin tener pensado volver a esos mundos, demasiada ponzoña para reír en malos tiempos. Que no queda otra que inventar luz para esta lluvia de domingo, y paso a paso volverse a encaminar hacia las expectativas de los demás, escribir en papeles cada uno de los deseos y ver que poco a poco se despegan de la pared.

Ni la más bella de las sirenas le devolvería el aliento a pesar de que como a todo campo calcinado le queda el brote más pequeño e insignificante que le hará volverse a establecer. Y “ Hola, soy yo de nuevo, dame una tregua, ahora nos vemos”.


Demasiada gente para tan pocas personas, pocas personas para semejante atardecer.

5 comentarios:

  1. Me gusta mucho tú manera de expresarte. El texto es muy hermoso.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Hola! pues sí, siempre quedará ese "brote" esa pequeñísima ilusión...
    No vemos!

    Besis!

    ResponderEliminar
  3. Es como el ave fénix, resurge de sus cenizas. Hermosa entrada! Qué bueno saber inventar luz en un domingo lluvioso, que este día de la semana de por sí es melancólico.
    Me encantó la frase junto a la foto.

    Un abrazo grande! Nos leemos.

    ResponderEliminar
  4. ¡Muy buenas tardes!
    Hace tres meses o así anuncié en mi Edén un nuevo concurso anual para blogs y ya ha dado comienzo la segunda parte del concurso. Las inscripciones ya están cerradas, pero las votaciones no han hecho más que empezar, por lo que me gustaría poder invitarte a realizar algún voto para ayudar a tus blogs favoritos a ganar esta primera edición de los 'Pandora Awards'. Espero que os paséis a echar un ojo, ¡muchas gracias y nos volveremos a leer pronto!

    ResponderEliminar
  5. Como cuando ves el atardecer y empieza a llover, como cuando llueve y no te importa mojarte porque joder, los atardeceres merecen la pena. Y es que, a veces, la ponzoña se quita a golpe de risa y abrazo aunque sean malos tiempos.

    Quizá sólo hagan falta una o dos personas para semejante atardecer y no nos hemos dado cuenta.

    He decidido quedarme en el andén cuatrocientos veintidós a principios de Octubre y quedarme aquí, leyendo un libro mientras espero a que pase el siguiente tren.

    ResponderEliminar