Grandes cosas pequeñas.

A veces aunque ni siquiera hayamos llegado a sospecharlo en la vida se nos cruzan personas, personas que  inevitablemente queramos o no interfieren en nuestra vida, nuestra forma de pensar, nuestros sentimientos. Dichoso sea el azar que origina estos encuentros, tanto felices como tristes, y es cuando con el paso del tiempo te das cuenta de que inevitablemente esas personas se tienen o tenían que cruzar en tu vida porque al fin y al cabo no hay nada ni nadie que pueda reemplazarlos. Así que a pesar de que todo no va bien o todo no es como te gustaría, pensar en esas personas hace que haya días que te despiertes con una sensación de felicidad, con una sonrisa en la cara y aunque el mundo no es perfecto, te parece que todo está bien. Revisas mentalmente todas tus cosas importantes y al fin y al cabo descartando aquellas cosas que a su lado parecen insignificantes te das cuenta de que están ahí, es en ese instante cuando comienzas a valorar lo realmente importante de las cosas y te das cuenta de que cuando estás con ellas la tranquilidad se convierte en euforia y esa euforia inevitablemente en felicidad.

Así que para aquellos que planeen su futuro en una casa a las afueras, con piscina, un jardín grande, un trabajo exitoso y un buen salario yo les propongo que antes cuenten con aquellas personas, ya que finalmente pase lo que pase son las que siempre van a estar ahí y por lo tanto las que más tiempo estarán en tu vida.